viernes, 7 de marzo de 2008

CARNAVAL.....TODOS QUIEREN EL SILULO

Por Jorge A. Chávez Silva “Charro”
Hemos leído en Internet que los hermanos de la provincia de Cajabamba reclaman como suyo nuestro Carnaval de Celendín y que incluso señalan, como supuesto autor, al compositor Guillermo Moreno Graus. A los celendinos no nos molesta que se diviertan con la sabrosa música nuestra, ya sea en Cajamarca, en donde, ante la monocordia de sus propias coplas, de La Matarina, al Silulo lo han convertido en símbolo e ingrediente principal de la “Capital del Carnaval”, o en Bambamarca, donde también lo tocan mucho y con algunas variantes, o en Cajabamba, donde peregrinamente algunos quieren tildarlo de Carnaval Cajabambino.Los celendinos no somos egoístas, que al Silulo lo toquen donde quieran, en Lima, en China o en la Cochinchina, pero, por favor señores, que se mencione siempre su cuna y procedencia.Consultado sobre el caso, nuestro arqueólogo Moisés Chávez Velásquez nos ha precisado que la tonada del carnaval celendino es anterior a la guerra con Chile y que pertenece a la inspiración del shilico Eusebio Baella Díaz “El Negro”, cuya letra original insertamos para conocimiento de los amigos cajabambinos:
"LA PATOTA" óleo del "Charro"

CARNAVAL DE CELENDIN¡Ya viene el carnavalito, siluló,después de haberse paseado en Llanguat!¡Ya llega el carnavalito, siluló!Por la cuesta de Shururo, ¡guayluló!¡Arriba, caballo blanco, siluló!¡Sácame de este barrial, guayluló!CORO¡Chilalito, chilalón,qué bonito el carnaval!¡Chilalito, chilalón,qué bonito es Celendín!¡Porque se juega y se baila, siluló.con guitarra y con cajón, guayluló!¡Unos ojitos he visto, siluló!¡Por esos ojitos muero, guayluló!Me han dicho que tiene dueño, siluló…¡Con dueño y todo la quiero, guayluló!¡Arriba, caballo blanco, siluló!¡Sácame de este barrial, guayluló!
Como se puede apreciar en la letra no se menciona al Cumbe, ni a Santa Polonia, ni a Cajabamba, ni al valle de Condebamba ni a ninguna cuesta de las hermanas provincias que quisieran ser madres de nuestro carvanal. Que esto aclare la confusión. Porque ya está bueno. Es de preguntarse, ¿dé donde les viene este querer apropiarse de nuestro himno? Ya parecen Chile con el pisco...Los hechos. En 1911, siendo alcalde de Celendín don Darío Merino, organizó la primera banda de músicos con instrumentos de metal y contrató como instructor nada menos que al maestro cajabambino Guillermo Moreno Graus, quien para enseñarla a sus pupilos, transcribió la tonada -que hasta entonces se tocaba de oído, con flautas, acordeones, violines y guitarras- al pentagrama musical, separándola en partituras para cada instrumento. El problema es que luego no pudo contenerse y cayó en la tentación: no tuvo empacho en estampar su nombre como autor de la música. Ahora nos preguntamos si no tendrá parientes, o maestros, en Cajabamba, el amigo Bryce...
Figuran entre los músicos: César Díaz Dávila, Julio Díaz Dávila, Absalón Chávez, César Silva Cambeiros, Francisco Velezmoro, el "Patazas" Muñoz, César Cruz, Humberto Beltrán, el "Ishco"
A propósito de Bandas, insertamos esta hermosa fotografía de la Banda Popular “Celendín”, data de los cincuentas en que era director el maestro Luis Galarreta, la misma que amenizó cuántas corridas taurinas y nos deleitó con sus aires en las recordadas “retretas”.

DON ARISTIDES MERINO MERINO

Don Arístides Merino se encuentra sentado de pantalón color blanco, con la promoción PARTA del Javier Prado...
El gran visionario¿Quién en Celendín puede olvidar la figura inconfundible del gran maestro Arístides Merino Merino? Su andar de grillo cojo era parte del paisaje en las calles rectilíneas del pueblo, de la ciudad que tanto amó, capital de la provincia a la que dedicó su vida y sus energías.
AMM, sentado, con pantalón color claro, con la Promoción PARTA del colegioal que le dedicó su vida, el "Javier Prado"
¿Cómo no recordar la amenidad de sus clases de Historia Universal? La conocía de memoria y narraba como si se tratara del guión de una película en la que podíamos sentir el paso y hasta el aliento de personajes como Milcíades, Homero, Alcibíades, El Archiduque Francisco Fernando y su audaz asesino Gavrilo Princip, Stalin, Churchill, Roosevelt y toda la galería de personajes que movieron el mundo , a quienes describía como si hubieran sido sus conocidos.En esa época en que las metodologías educativas se basaban en el dictado de clases, lo hacía como si estuviera hablando en soliloquio, lo que hacía difícil seguirlo y muchas veces, cuando ya sonaba el timbre del cambio de hora, lo perseguíamos por el patio, preguntándole:-¿Qué fue lo último que dictó, profesor?-¡Ma!...¿Qué desde que se conoció el petróleo el mundo anda sobre ruedas, hombre! Y allá iba rumbo a otra aula a proseguir su trabajo.Personaje respetadísimo por toda la población, todo era saludos y venias de cortesía a su paso, homenajes a los que respondía con toda humildad, inquiriendo por la salud de los familiares del ocasional transeúnte ,interesado como estaba por el bienestar de todos.Nasho colosal, era un inveterado asistente al cinema. No se perdía una película. Tanta era su afición que tenía un asiento favorito desde el cual podía espectar la obra con comodidad. Todos los que lo conocían se cuidaban de ocupar el dichoso asiento: pero si algún despistado lo hacía sin intención, aparecía de pronto el profesor Arístides y lo conminaba:-¡Ma!... ¡Ya te sentaste en mi sitio!...¡Quita, quita, hombre!El interpelado, rojo de vergüenza, tenía que hacer sentido abandono de su lugar en medio de las disculpas del caso. Cuando la película no colmaba las espectativas del ínclito profesor, salía farfullando:-¡Ma! ¡Este "Coche" Jave nos acabó de engañar, hombre!Don Arístides Merino nació en Celendín en 1905 y desde joven tuvo grandes ideas y anhelos para Celendín. Se inició en la docencia en el entonces Colegio "Celendín" del cual fue docente fundador. Luego, ya con carácter oficial, pasó a llamarse "Javier Prado" y posteriormente GUE "Coronel Cortegana" en donde se jubiló luego de sobrepasar en mucho su tiempo de servicios.Don Arístides era un convencido del potencial intelectual de los celendinos y le preocupaba que muchos intelectos se perdieran por falta de medios o de oportunidades, eso lo motivó a una labor incesante de conseguir para los jóvenes centros educativos en donde pudieran formarse. Fue gestor de la creación del INA Nº 38 en 1959; de la Escuela Normal Mixta en 1060 y del IPRC en 1065. De esta manera logró que muchos jóvenes desarrollaran su intelecto y dieran renombre a Celendín.Aparte de su quehacer educativo integró diversas comisiones de celendinos que buscaban mejoras en la población como el agua potable y desagüe, la electrificación, etc.Formó parte del grupo de estudio de factibilidad de creación del Departamento Nor Oriental del Marañón con su capital Celendín, extendiendo su jurisdicción a las provincias de Bolívar en La Libertad y en otros distritos de Amazonas, de clara influencia celendina. Desgraciadamente sus proyectos fueron bloqueados por los parlamentarios cajamarquinos, amazonenses y liberteños que vieron con mucho recelo los afanes de crecimiento celendinos: sobre todo los primeros que siempre lucharon por predominar sobre Chota y Celendín.Era proverbial su camaradería con sus alumnos. Se cuenta que en una oportunidad estaba realizando evaluación oral y le preguntó al “Coche” Diego Merino:-¿Quién descubrió América antes que Cristóbal Colón?El interpelado, que estaba en la luna, inmediatamente miró a las vigas y aguzó los oídos esperando que alguien le soplara la respuesta. Un compañero le dijo en voz baja : “Erick el Rojo”El "Coche", que apenas había oído el soplo, contestó:-Ariche, el Cojo.-¿Ah? Muy bien, hombre, tienes 20 -luego, meditando un poco, prosiguió-: ¡Ma! Creo que este me está engañando...Le preocupaba la apariencia física e intelectual de Celendín, por ello lo mortificaba el hecho de que el corresponsal del diario "El Comercio" fuese Napoleón Sánchez Urrelo, el popular "Tagaga", a quien no consideraba idóneo para el cargo y trataba de convencer a varios intelectuales jóvenes para que asuman la responsabilidad, en lugar del referido periodista que se ufanaba como pavo real de su “altísima corresponsalía”.Fue tan importante la huella que dejó y la devoción que tenía el pueblo por este visionario ilustre, cuyo nombre ostenta hoy con justicia el Instituto Superior Pedagógico "Arístides Merino Merino" de Celendín.

CRISTOBAL LLEGA A LA FIESTA...


Por Jorge A. Chávez Silva, Charro
Entre los deportes que se practican en Celendín hay uno que tiene perfiles propios y muchos cultores. Este deporte es el paracaidismo. No aquél en que uno se tira desde un avión en vuelo, sino el otro, ése que sabemos.
El estilo es el hombre...
En la práctica de este deporte uno se juega la honra y a veces la cabeza. Hace falta una gran dosis de ingenio y desparpajo para no caer en lo vulgar. El que carezca de estos ingredientes, sea hidalgo y espere tranquilo en casa a que la buenaventura o el buen humor de la gente lo invite a una fiesta.-¿Fiesta? ¿qué fiesta?Si, amigos. El paracaidismo en Celendín, en la China y en la Cochinchina es el arte de caer en una fiesta a la cual uno, por olvido involuntario del dueño de casa, no ha sido invitado.La realización de una fiesta, cualquiera sea el motivo: boda, cumpleaños, botaluto, bautizo, landaruto, etc., atrae a una plaga de paracaidistas, que usando diversos métodos y estilos, tratan de participar en la alegría como dé lugar. Para colmo, un paracaidista nunca va solo. Pese a no ser invitado, se da el lujo de ser dispendioso llevando a uno o más amigos.De este modo la fiesta se ve atiborrada de gente, que se divierte a costa del dueño de casa. Como para toda plaga existe un remedio, también los paracaidistas tienen un antídoto, generalmente un señor maduro, con fama de tener malas pulgas, quien, oficiosamente, se ofrece echar de patitas a la calle a todos los zampones.-No se preocupe, comadrita, de los paracaidistas me encargo yo- decía don Carlitos Cúneo, golpeándose ufano el pecho.************Existen diversas maneras de aterrizar en una fiesta:Hay algunos vergonzantes que, como gallinazos, llegan a las inmediaciones y husmean el ambiente. Asomando la cabeza por sobre los demás tratan de captar la atención de algún conocido para que lo haga entrar, para mala suerte, éste, que baila con una bella señorita, se hace el inglés.Fracasada esta estrategia, va directo al abordaje introduciéndose poco a poco, a empujones, hasta que ya está con un pie en el salón y acompaña a la música con sonoras palmadas y hasta entona un –“¡Voy a ella ¡”- ruidoso y así continua hasta que algún compadecido le pasa la botella. Bebe con avidez, luego se aventura a bailar y…¡Ya se coló en la fiesta!Algunos afortunados tienen lindas primas o hermanas, que de cajón están invitadas y por condición de la celosa madre llegan como chaperones. Otros llegan con los instrumentos de la orquesta, acomodan los atriles de los maestros para después confundirse entre los invitados y aún hay otros, más campechanos, llegan con su botella de licor y asumen que no han sido invitados porque:-“Al cumpleaños y al velorio no se invita, se llega nomás”Toda esta ralea de paracaidistas, carecen de estilo y, tarde o temprano, caen bajo el ojo avizor del don Carlitos de turno, quien, palmeándolos el hombro, los interpela:-¿Su tarjeta de invitación, jovencito?El interpelado, rojo de humillación, tiene que hacer sentido abandono, mascullando maldiciones contra la tacañez del dueño de casa y la impertinencia de don Carlitos que siempre se metía donde no lo llamaban.Entre todos, en honor a la verdad, el que se lleva la palma por su estilo pleno de ingenio es nuestro amigo Juan Cristóbal, más conocido como “Chito”, dueño de una clase verdaderamente excepcional.*************La gran fiesta celebrada por los setenta abriles de doña Eduviges en que pagaron tributo en masa todos los plumíferos del corral y los roedores del cuyero, estaba en su apogeo. Lindas damas y elegantes caballeros evolucionaban rítmicamente a los sones de la orquesta del maestro César Cruz.Los paracaidistas que casi llevan a la debacle al baile, fueron literalmente barridos del mapa por la eficacia de Don Carlitos. Los familiares y amigos departían alegremente, los brindis menudeaban y se danzaba al compás de los ritmos de moda: desde el anglosajón rock, hasta las tropicales cumbias, pasando por uno que otro chichazo.De pronto, abriéndose paso entre los circundantes, aparece en la puerta, algo picado y sonriente, el gran Cristóbal, quién con el aplomo de un tenor, inquiere a voz en cuello:-¿DONDE ESTÁ MI VIEJA…QUÉ ES DE ESA MI VIEJA?La tal vieja, la dueña del santo, el pretexto de la farra, extrañamente, estaba arrumada en la cocina como un trasto inservible. Al oírse llamar, se apersona en la sala, llena de sonrojo se adelanta a recibir el cálido y efusivo abrazo de nuestro amigo “Chito”.-¡AQUÍ ESTA MI VIEJA!- retumba, triunfante, la poderosa voz, y mirando indistintamente a ambos lados, pide:-¿QUIÉN ME ALCANZA UN VASO PARA BRINDAR CON MI VIEJA?De inmediato aparecen, como por arte de magia, varias botellas y vasos en sus manos.-¡A VER, VIEJITA, DIME SALUD! ¡QUE VIVA EL CUMPLEAÑOS, IMBECHILONES!-¡Qué vivaaaaa!- corean todos con entusiasmo (grandes aplausos)Llevando del brazo a la anciana, Juan Cristóbal se dirige al maestro de la orquesta, a quien conmina, arrogante:-¡CRUZ, TÓCAME UNA MARINERA PARA BAILAR CON ESTA MI VIEJA!El maestro, que había estado afinando sus instrumentos para atacar un ritmo tropical, replicó:-Un momentito, mi querido Chito… la señorita me ha pedido una cumbia…Como una tormenta estalla la estentórea voz de Cristóbal:-¡NADA SEÑOR… NO INTERESA… TÚ ME TOCAS UNA MARINERA Y… P U N T O!Sin alternativa, el maestro atacó los sones de la “Conch’ e perla” y, en medio de los aplausos del respetable, se ve a nuestro Chito rasqueteando el suelo y blandiendo el pañuelo por arriba y por abajo y …¡dale!...¡echa!... ¡voy a ella, que todavía lo hace!A continuación vino el huayno y por último el silulo, hasta que por fin, sudoroso y cansado, pero triunfante, nuestro Cristóbal recibe el cariño de los presentes expresado en muchas botellas de cerveza y -¡salú! ¡salú!-, todos brindan con él.Los dueños de casa lo llaman aparte, lo conducen a la cocina, y le sirven pulido plato de arroz con papa picante y un cuy entero, frito y sonriente encima. ¡Dignísimo homenaje que no ha recibido nadie en la fiesta!-¡QUE BESTIA, COMIDAZA! ¡REGALAME TU AJI, VIEJITA!- pide con toda confianza, mientras mastica.Cuando termina con la montaña que le sirvieron, pide un jarro de chicha para matar al ají y luego vuelve a la sala, en donde baila, enamora y se divierte hasta el amanecer. Al despuntar el alba, se reconstruye con un poderoso caldo de cabeza y luego, dos familiares de la santa lo llevan en “guandush” hasta la puerta de su casa.************El verdadero termómetro del éxito de un paracaidista se mide en los comentarios del día siguiente en que todos los familiares, durante el desayuno-almuerzo, comentan:-¿Vieron al sinvergüenza del hijo de don Termópilo?, por más que lo botaban, no quería salir el muy conchudo.En cambio para el estilista Cristóbal:-¡Qué simpático el joven Cristóbal, hasta lo hizo bailar a la vieja, lo que ni sus hijos se acordaron, carajo! ¿QUIEN SE OLVIDO DE INVITARLO A LA FIESTA?*********